Garra de león engarzada en un sello de plata con oro de origen egipcio o árabe. Arte de la orfebrería del siglo XVIII y XIX.
Las garras y dientes, así como otras piezas de animales, engastadas en oro o plata, eran usadas como amuletos, por la creencia de que poseían poderes mágicos, y protegían contra los malos espíritus y daban fuerzas. No todos los dientes y garras fueron adecuados como amuletos, sólo los dientes y garras de depredadores fueron eficaces, como dientes y garras de tigre, león, lobo, oso, eran los que por lo difícil de su derrota eran los que servían. Se creía que al matar a un bestia y apoderarse de su de sus garras o dientes, el hombre obsesionado, creía adquirir la fuerza y ​​el poder del animal. En algunos países, además, a los amuletos se les atribuye propiedades útiles adicionales, por ejemplo, la garra de oso facilita el parto; el diente de leche de lobo liberaba de los miedos y el dolor de muelas. En China, la garra de tigre era considerada de mucha suerte en los juegos de azar. Desde allí se extendió esta creencia a muchas ciudades y hoy muchos de los jugadores de casino las usan, por lo que estas tienen engarzadas en una montura de oro.